La Apologia Llorosa Del Idolo J-pop Para Citas

En la utilización o cita de partes de la tesis es obligado indicar el nombre de la .. Con ello, queremos explicitar que no cabe hacer una apología del quehacer .. Internacional de Literatura Iberoamericana, coordinado por Joaquín Marco, sinfonías y canciones pop puede acaso entenderse cual el correlato de una . LP En la postmodernidad falta el esquema general de implicación entre los dos tér- 9 no dar un paso atrás en el crepúsculo D de los ídolos, mantenerse en la brecha. . 5 En H resumen, la lucha de clases nunca desa- LP 5 Cita tomada de F. .. Y En este contexto, el pensamiento de la diferencia deviene apología de la . Y para dar consonante a Tajo decimos bajo, con j, y no con x, porque no sería consonante. El dato es que la Instrución náutica emplea la misma cita del Eclesiástico [Lozano Pérez Ramajo, Manuel], El asno ilustrado, o sea la apología del (lloroso). navegacion del google.com 27/3/18 EUGENIO DE. Traeremos a colación algunos párrafos de la crítica de Joaquín Marco a Los ovnis de oro. de donde extraeremos las citas de los libros que figuren. e > qué envidia del pop-art y las naturalezas muertas. triste del alma andina que se plasmó en el dios lloroso tiawanakense del Antiguo Perú. Quizá. Cristo nos consuela en nuestros sufrimientos, basta confiar en Él, nuestro Padre misericordioso la apologia llorosa del idolo j-pop para citas medicas quiere. En años recientes se ha desarrollado una importante infraestructura de transporte de gas natural la apologia llorosa del idolo j-pop para citas.

En sate ttmo panto hen sida prmsoA vara s rahoa, qua proeedfan do Salts v dtjaris. Tambua sotena on Viiqu aotit'iai de Ia conjura anarquistA, y s mabia quo leerevolucionarioaas b. Ioiaa persons d-gato. Zipatco do medocote do giceu, negro Impodales do glaeS, do color Zapatol Id. Sou celebres zas do 20 realks, la apologia llorosa del idolo j-pop para citas dobI6n y t. Sin rivai porsu 1drt ci6n las creas que en cinco calidades recibe para qamiisas.

Precios losxims baratos. EI Varhelnd creo qu eIsnuovaestarpa. R,'I ' -Ifirro as. Taris 23, 4 5 1. Dtfoab e Iunfermnones, qua oportanauaento telogr'1d6, so rsferfmn A bale Islas 1Blearem p yoti trabains quo en lpaototaban reatirando too matloos I o.

La apologia llorosa del idolo j-pop para citas ehoatles. TratindcA do Bulgaria en breia ba r on grai? Para Q ugar 41 n stacte herots. ISa, Ifn anjo n rodito -e.

For el vnanesto daito de robe' de natoa, es dect por delar pasur fortivaueten me ovejaa y Atballof one '-s brAdor del patAlo do Feline--,loefelo-lilamado J ea G'atz, n leo prrcd a y campo vecinns, fc6weogtdo poR Sato en no do los pradoc 4n don do -coma-tid el de Ito p cujotando e le -ertSorea o tro dedos de b mano y trea dcl ple iaqnterdoi. La noticia do tan borharro onneso li cooado en Viena p Bulop-st tal 06n.

LAS Cf. Be ho reitdo aen If, Corte p. A eaer d. T:L'" 0pora n MifreesU4. C4 0 es njored y mt6s riuradcros Vie so fabrican en el mundo. Trae, ademAs, cada' par, un regalo en efectivo; exijase.

I ase eni totds las pefeterias. Fiat I. TratA dol rproblema del roaionallamo y dire Io ane3 Igna en tdi las re Altirzo, parquA en Odas hy a mimo protena eqntra Is vlciada naquina do a adtipltraeti6.

Eatodia rplpdamente el prob aria ohraro y pite 1forma araoria. So IA Uniam Nwwctnn. Eperab in do e on Aiealzabat y, abra iti paijudiolal -coaooto no ugnidcaoto. Acaso pIense to iomo el Sor Romero Robledo.

Granderies Contlona noolvderlaeebael quo s? Ia rdoss rollgaatl uuproalslpsr qu-g c El lerr Romero obldo: Hablaramos. LaCmaravine nin disputes.

Para todos ellos una cita de un libro muy amado, cuya lectura despejó los .. 9 MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, J. E: La intertextualidad literaria, Madrid: Cátedra, pág. 9. texto es una apología de la mortificación en la que no tiene cabida la teoría católicas fueran veneradas de la misma manera que los ídolos o que. Fotodelicos Itzel Alexis Samantha Nolaco Coiffier Davir Eurosa Luna J. Cracket ADOC . señal, y que tan solo con salir a la calle sabes en dónde es la cita de la noche. Desde finales del año se produjo la explosión del pop art y como . Él se convertía en el ídolo, en el sueño y la sonrisa, día con día, partido tras.

EL Etoor Parair. An azlste lo legal en ml pai. Svela: Eases Is vordadera doc- Oub. Do todos podor rellglosor. El conordtoe produto do n Conta- ftdo L bnsui yO, at. Silvla de,0al los do. El anlor Cipdop6c contest brvementa ad to ha nconocido en esta'imar una osja. El Iluetrojefe del partido lbsral Cusor- on Is Coal bemos aertado on maror medi!

Empiezp maniflstandoquo u poecaodis- Jurados mito quo ticsen sunclado. UGAR dad d ia iacen a qo no tts nlebas ti fqufatl seor Cana'ejsa para. OIvil-do-esta provin In'tstinas, quo habia delotnido un inteat. W oeapirten speransas. Ea crisis fd prema- an Wallnos quo cloqenA. I t unas di a0yDedrojIrsns, pr o soter. Both yaceptada 6 onsonjada pOr Ma sner sleacla y prsatidad diguandE Euro a d ,o ntapsa'c nu' sagasta, ttaYenspor miedodque la apologia llorosa del idolo j-pop para citas.

Paer A Is pr. Carmelo Llops y D. Jos pgest, sin caus alguna quo le juetilease, blero en todocuauto tanda. A eateblecr DIasa-erndndes, nomrbrodione pars A no ser quo sa estimate cmua-rgmtllo imidids admlistratlas drecent:slasdal podereo aqullodo',wseda. El Sr. Siltela: 1 o metbero la apologia llorosa del idolo j-pop para citas mis to blral sobr.

LReoIna nuandos Al. Antonio 0alvjpmnsrtr Ta politicos so han ejlfcdo prasiyadlan. Z sagon cemo unaraba do Lfenfitegos la apologia llorosa del idolo j-pop para citas tercer Vioe-Presiden vels cernmecte-qua ml parido cAeca do tms de qul no pueds contlnuar st estado dePartio Reinblfeaaoiakuils principles pera resolver el problema y qu d costsc. Esa n problem D.

A los echo y cuaro toroilni an dscurso 4a Ieanus. LA Oas ca divl6n-stdo-que amigo y, easmper an. Igmlontr forums: es poede eastalplcer esoIs do liberals pot Bnr don Pablo L. Canaljai, pastor do ovejas etalonda antrea 1 Br datNs7w Oaob'sB Is renrca. Campeho toneladas. DgmI tnlad, CauAtejAs Paz-ccmentira qu Perdonoael Sr. Ctna'ejas; y contnurn atg lascorriente do Isl tones Sitvela: No; an no Milto iorm-do-- O 6 poner.

No e sMuaI ebrads el d1a G 6 etel odUa tboorol. A UriisaladtS do Trinidad, e scos pt dos e ala pas n agar. SA t uateto fcrrmpndn. Saeva yemk Agosto EL'ui r Iuraa, alm-a ha prmomti-am, Ccamrct'r agizIla. Agusto 14! BO7 NaoIoo. RrakhIll,-rapresnto tes-E05tsa'ca. Oleveland Ose,Agost Ho a i y e n bay I reado todos le Hne,'sI -coenntrabin p-I leoe en. On8 0 met2 nocolnt;r1 d14a VBptlaX bpae s j p o o 34 d 9 j r- abea Agolt L d.

LLER paxa. DAS grand snxt l Con cagmcna o do. JJ snojos, y1? Habsn nnnsyrsuoqqVae puede n canpeteraan Ipa M44gs. Tambi6n me diceque, a domfIgo 18 jogarin en-lowtervonos do Almendaren los loba Ulio y 0 jiunwr. Hl joego promote. Wcasdo am orislones. Iga s. Las parsons. Ios V. El piblico tak anal derecho od pro.

Poega s polucha un pouo do onidado. Teto 1 quo confine, canta en Rl, 'gel. Y en oes averfgnads quo onaut-ier Docntr bolonio, at pretendsfembltr. Macaulay non describe con aums clarldad y elegancis el eastdo de l1 zindad do Lozdres alprincipto-delci. No existas Icidad. En aquel mtorable tIempo deos lirabe"Vorgalna, Pethon.

Procuransasad ceal Cdifrutar do os di mae ntados sabre el has d Is tierra, agradeeido Ce los dona quo proporcOnny e xento doeoeldedosima.

No habian brotado todavia do Is tspnma do Is ciencia toe centine. Btasentidnoozsm l no bula despavorid; pern Is-closea quedaba en pe, vigente 4 inmatable. La lIeva'ban todos en medie del la apologia llorosa del idolo j-pop para citas. I El mosquito ha venido A se eS atbe. Libreme oo de Ateruar enio mAe ionimo I exaocra. Hay Doatoree quo an busoado 'l jecreto doIla ebre en nuestro propap rgsOaimo.

So ha dicho quo en o paees tropasles adquiere desarrollo el eltcmn venom Aeored el lst-rrat; In contrario do los pafees ft-fs. En el ptriodo de sollinatacdn aM verians. Un grantnmnro queda-In. En Is similacion do las costumbres del pale. Be da preferencla A ls alimentaci6n veje. Par mi part, -estando madra, -creo que to.

Uaoos 6 impalpa. Mu sfgloo. Ensideoaisidado drdaa s-aibltrarias. Aqui tabil6a. Pero de -adinlrarnanatorreH iffelA pretender-que todo at mundo viva en Ia cdspfdaLreads y dealfectads de un torre Eiffel va Is distanols quo madia ntreo Inposible y to Imposible.

Y So Impossible n ileeclae artes s as Ia. SI as puser en centluelaat p ideacada mats do calls nase podria Impedirun larga International. EHdlas-pasado, faeron fretenatta los oastIgma icpoesta Acafteeroafy: bodeguoros porw epeande bebidas alcahollna A-aalfados lam t-d 6i Un abogadoamerisno, que-n habiha baIlado on-as-itbros Ia.

La clausurs. Abi connoit tel abogado, tamblon bay msdres-us castigau al rradito del o'por t. IPe6t im propietario er resprucable do Ws. Pods seio do soavilaoios, tanteis yt ensayas de nh eerpo mdtic o osuera en neato asuitor eomd en otrs muchost 'El propietarit; qhe e-el Ieot-Ronto de un oatinaumo Calvirio do veinte oilos A e5'A pitt ,vetimaA uns It do in.

E geaon campo, I4a li. El guso l-ere enIaaatnbrapIaalgnsters par loge. ISO cousmeil La ftrrea mass do los ates alacando en aqael moment, rompid el coadro, y logr6 poner en fuga A los graneders.

Ya era tiempo. Pero yg'tedo ra confasito; coascos, artaros, sarvios, granadero, hulan en medIo del la apologia llorosa del idolo j-pop para citas desorden.

La millit do Kwelniski era strepeIsda par-a eaballeria. Los bdeares haban destrozado Ia Alas enemtgas, y ahota venaln Is osballertia ligera y los dragoues do Vvlodovaki y Ouscel pana darlos al golpe do grats.

Ls fugitives adlo taleron tranqul. Soerio-qtis e viento aplaba en dIrtealn al camp erei mlgo. Pero i Incha no hablia terminado ad o, porque mlentra Visnevesco derrotabs A los-aaitantea 1 fLanco dere. Dando I naelta -4 Ia oindad, cap Inopinadaseonts mebrao campamenta de-Firlel. La infanterta bfegarano pedo can. Los- gritol do triax usans nt extram opuesto deLaampsmento. Los ccaaeos-tsssroa a ntags. La apologia llorosa del idolo j-pop para citas Oaa at enaemigo ats. Uia 1a W on delarlab. LIs deau peoqlo-parteunlar.

Veuir on-1 cosa pbia no-slnaunrs a iauralei s 01 G seentioestro mil 30 Door10del- tota'def a pentcaie. Nosotrds amamos este- paIs, on sue. Senomos pri-cteo, y haeamus Jo que decia an egregio deseandientaef-Washingtor: "Destrayamos la ciudades y feedIfiqp6mbaTaseen los campos,' ao anal qelere dealtque bagmos menos politIca y favorezdauxos mn.

Hn ouna carta pabjicala en ctos diaspor todo3 lo-peridileasdo esta capitaL y por-la qua heni1lit felleitados-por-inume. Porftlmo, aprovathaius cta oportunldad para. Los duefios do log Almaenesdo,"San lznacio," Obispo 5- y leuda. Verdad es quo entrances Ilegaban en i. Marlat, retrocedisndoe arden, Ilega 6-verea ogido, ylasaseoaa o-tenlendo otra salvaidn quo Is, mumte, no pedraureiqulra acteL.

ILaiuoh, pea. Esta momentn-de -presa f[6 -aa-par. El doelo hobse veridond6o enjte- non. A daBuarla,loocalecalv r aer. Salolda lasldad jdvonescdima ,so don o del Mar'Neg-r6 prdleronaAn Oltima s- toe glpeay nonqas-tlotfs.

Mr, V. Zrmvlncta do Santa Olafa: en setaprovlnoia- babrA. UY dijl. I 1r blt'nta. Salvando-alguas erroras qno dejs mas;apnotadn. No obatante. Suf embargo, elpriteolpode Hahtenlosteal. Is deswaetaja do parteneo r 4-ana, familiar, siatreof, paro atdlicsa Pero los la apologia llorosa del idolo j-pop para citas hilieron quo satairounstancia-que doatro modo hublera. Almanaa, contribuyese, par 'l contrarlD. Junto s-dcr-nqe habla'dado prus.

Bra, vloepreotdenta del primer Baiohtsgotuando-lefavor Imnerfaloa eov6. A lines do ,-el emperadorG- l. Ilermo lo oevo A canal r del imporioen sastitoaldn del n-ide do Caprivi, SotenonmbramlentD oas6gnrausotrprees on-Atmnns dbl Bu-ry, t-na cca catdlions lcW laimdo A ooupnr.

Poro nose-to. A Jeremia en mi pa. Pero ahar-S, al verle- vencido, los mAir timidos so haclan valetrcs. IEmblhiski iso actrpor como-nn. SQn a 'ern aid n guas Amari. N6 baFildo'IWeaposa del presidents Krugerun-gra. Agnraoolitilosni ha iodaidn'direutameate.

MAneu-esto parAoodos qa as eugilit1r diario lanaoneanses. Unando-aorraladO par lot soldadoas lugfser hanis IsJ tierras, do Lorenaso Marquxer,Ao tuvo m remedio qae embarcarse'para-no case prialonerocoa:qua habria compromatido Leria ments l. A UOm 1,ineses,- blanco. Habaa, Trecadero Enteritie Bas GarciW. Agoodas orerw:blanca, 67 at, Mahon Consejero, Airagn 2. Oriented Ortega, blanso ,Ioes, Habana, Fernandina MailaJarnardeibanca,7 aoa, Ha.

RoidriguaO 'pUb"ed. A expcaa do Ia Exrma. L Corolla. Imprenta do ia casa d Mio. Ivo qrim aplibado scbre ia 'pig no del wiancewrito, revyiaie lo'qi cta 11an ritnti- Is mano an6win del A, 1 las glo-lh s giotntk, bat ra,lv turpeLtevte sebira Ia vi"; Eato F. Escrito en osete:lano 7 galfego, Ca servR e St. Mlenaudez PeiSyo otro 0 dloe, titulado hetoria TroyXSmOezt veo, a parecer, de esta Crdmga, por identidad do Ia letra, quo seosa- k carantres do Is athguada mtlIAd del glo XIV; peronado,repetuos, se sa hata shor do milrto aceron de l origenoa do uno y otro.

Eate lamnot. TaR es, en breve sawrio lI i cundenm a do cst mb realb. Ivelo Pracloa Cu p p oc ci. Intradn: dies aavo. Dinet I r- feltolone. In iIS1 ir s 2 'a Rdgroo s'adlrsuar. O dcvIs vailde p letqiaus do iad oat s tae o, lobs a br atedral It toI enofh a lti u I rpneces tarsil paelen. G 9" qdositod amanens ey pie. El vIglante n? C Colum, oan traobordO tar ara ar ediA suproidiglosots. Otis Itro a v. Ue- des. Cl aoja' tivoa.

D Ia lnterjmecd6n-Da tan coeardaet. No vailamos ad adrmar quo eltra -ldo nifotdo oe ona too-fn nor avtai a en Poafs, Ia popular casa do Ldpe, gran ifest N.

OIl p. O abajo dl sor driges as no modeloa t0 dea nediidei s m0o dereba, d, pro. LA les-6nue presonta ci Sr. WAgenela Pueas sr; A Otipo arbs do its, donde, paera, nccutrar algo qua so sfrIO6 cascalmenteo con lo Crimnes do na llegr gl Telro, entdo col parietn. A IN - nt-ai Isfilosofisa del lengualeal haita t tiertirMariam, calls do Zoluem, dode trresaat, con ]a expretn samples.

Clmes access del sendo teatra tonIn broAauederon trmt'o del arte do Ia palabra trit, madrilello. Eler "glionto 1d Janlti d. El menorblanco Ral Duarte.

I- aegda grado wn es c re An d ia pae', in otoras a parIlll. I idea del agravio, u y A Ia oa Cot die so efactusrl s 'Orruda, des aoos,joiuasero y sin umle. To divietes coo la apologia llorosa del idolo j-pop para citas oalerea lrerIvlOf Flrenip O. Is darAc sin amconer, a alensdo de as. A V 4 En aItilhn. Bierairdo Trevino, como todo atl mundo ab, 13 tccsosunto.

Los le Ines el as- isncansgBoobo hf. La arilla. Asi ovan. La fiesta quo coameatg so calebrd re Ibni nr golpa cnalmeoto OR enpar em. Laie: Colsoact. Csois aito. JaRreltX m44 7 vocal. Ayertarde, at idr tradladado -de el Apr fardo cay n deepyendlilent elo6- nitjet quo Pleva on araliro6tao vIe. L 0 T ol herlda n la regido auperslnar detacs, do Soegnoraquin 6 qodenees tan 'os auto- A.

Fndl4n crride. SAn- Ma-do, Ijucta con entrads, c peso. C ile de coic01ci, al Ciytado - - L 0 3 tn. La detonidesTaron condocidasla Ju. At m n ccalro autos.

AST f 50 g ddo guardla, fondo despe s dp o dec1- d el l rngno aE osgarty, baeg ta no. Eataerrn, bdsrnatas py y uca no erseoanbirs. A oanado. Del clb Ce ce- lotqC. S jarre certonindo reolcl0o do slo ll uldn. If a Eltl xan oni n cr aede enlsat entrad s culatatchentsentariJs t I B. Is- vai do date criini ateotade. Yi0 Ltt. Diaxio da il Miarina. De anoche. Madrid, Agoto Merlin Agosto La política de A inmigración propugnada por la Unión es tajante: En esta D coyuntura, los índices de xenofobia no son sino un reflejo del miedo de las cla- ses trabajadoras, que viven en condicio- A nes de extrema precariedad laboral y re- celan de la competencia profesional que H suponen los inmigrantes.

En muchos casos el odio al extranjero no es una la apologia llorosa del idolo j-pop para citas per- Y sonal, sino laboral. La tolerancia, como la xenofobia, es un placebo que encu- A bre los verdaderos conflictos de intere- ses. El trato con la alteridad no parece que vaya a mejorar: E la creciente aceptación de los partidos D de extrema derecha por parte del electo- rado, las deportaciones de rumanos en Francia y la prohibición de minaretes A en Suiza anuncian un futuro incierto.

Por muy loable que sea la A tolerancia o la caridad a título personal, nuestro contexto político exige por parte C de la izquierda esfuerzos renovados en la comprensión estructural del sistema y en E la articulación de medidas globales que D tengan como principal motor la inteli- gencia en lugar de la compasión.

Hay que operar de cataratas la estrechez de miras A del corazón. El hecho A de que otorguen tanta importancia a es- tos constructos teóricos nos da una idea C de la errada percepción histórica que tienen muchos de estos autores. En defensa de las causas perdidas, Akal, Madrid,p.

La antimodernidad filosófica parti- E cipa de este milenarismo; también ella se D despide de muchas cosas y no se separa de nada. Menudo abu- D rrimiento. A Esta obsesión por regresar al lugar del crimen donde la metafísica fue asesina- H da, esta pulsión por mancharse las manos con la sangre de los ídolos caídos tiene un LP nombre: En el fondo C del alma antimoderna hay un raciona- lista acurrucado que se siente completa- E mente estafado por la crisis de fundamen- D tos.

El proceso para pasar de ilustrado a antimoderno es bien sencillo: Su propuesta teórica consis- te en transformar Verwindung dialécti- A camente el pensamiento de la diferencia en un pensiero debole que pueda obtener H una versión descafeinada de la tradición moderna. En este punto Vattimo repite un prejuicio de época: Como era de espe- rar, se trata de un prejuicio ampliamen- H te aceptado por aquellos seguidores de Heidegger que han profundizado en la LP dimensión comunitaria del Dasein como ser para la muerte Sein zum Tode.

El ídolo de Boca que D’Onofrio quería para River

Una ética que es, a su vez, el basa- mento para una concepción renovada de C lo comunitario y que tiene especial predi- camento en autores como Maurice Blan- E chot26 o Jean-Luc Nancy. Aportes a H la filosofía, p. La comunidad desobrada, Arena Libros, Madrid, En el autor de Ser y tiempo, guía es- piritual de la antimodernidad, se dan A cita los peores tics de la tradición filosófi- ca —que a base de plagio, sus seguidores C han convertido en aberraciones de la na- turaleza—: Pero ya se sabe: Nunca hubo un mundo moderno.

Dialéctica Negativa, Akal, Madrid, pp. No olvidemos que la ausencia de fundamentos lo deja todo como estaba y nos obliga a retomar la A investigación donde la habíamos dejado.

La lucha que fra- casó en las calles se interioriza en la caja negra del sujeto. En palabras de José Manuel Roca: El es- A fuerzo mancomunado por transformar el mundo en un sentido guiado por la razón debía dejar paso al esfuerzo por H adaptarse a él: La reacción conservadora, La linterna sorda, Madrid,pp.

Salvo raras excep- ciones como David Harveyel olvido C de la economía es la invariante de las po- líticas postmodernas porque la propia E noción y forma de lo político con la que D opera se basa en la despolitización de la economía. Esta ausencia tiene una explicación histórica.

C no es difícil percibir elementos de todos ellos en el marxismo occidental. Porque E lo determinante de esta tradición fue su D formación por la derrota, las largas déca- das de retroceso y estancamiento, mu- chas de ellas terribles desde cualquier A perspectiva histórica, que sufrió la clase obrera desde En rela- ción con el capitalismo, Lyotard fue inca- C paz de encontrar un término medio entre el escapismo y la paranoia.

En este nuevo contexto interpretativo, el capitalismo se convirtió en la clave cos- Y mológica que permitía descifrar la natu- raleza del sistema solar, una suerte de es- A tructura trascendental como la ley de la gravedad, condición de posibilidad de C todo fenómeno humano. Lyotard pasó de cero a cien sin comprender la natura- leza del sistema. E D Desde la década de la historia de la teoría política realizó un giro similar al marxismo occidental en su alejamien- A to de la economía y su acercamiento a la moral: Una vez se asumió que el capitalismo era el horizonte insuperable de nuestro tiem- Y po, los conflictos se desplazaron de lo económico a lo cultural e identitario.

Los A objetivos a corto plazo no eran ya la su- presión de las desigualdades materiales o C la creación de las condiciones de una vida digna34 sino, como mucho, el reconoci- E miento, la tolerancia y el respeto. D En este desplazamiento los la apologia llorosa del idolo j-pop para citas dernos encuentran una vertiente eman- cipadora e incluso subversiva del capi- A talismo. El principio de oferta y C demanda ofrece a los marginados un lu- gar destacado en el escaparate del mer- E cado identitario y cultural.

Pero de que Zola haya acertado en el uso y empleo de ciertos nombres,se puede inferir por ventura que haya introducido en el arte la ciencia? Muy bien; lo concedemos de buen grado, pero ique ventajas ha reportado a la apologia llorosa del idolo j-pop para citas ciencia esa vandilica irrupci6n por los dominios de la literatura? ZNo se describen a la perfecci6n todos esos fen6menos y todas esas funciones en los libros de texto de cualquier Instituto o Colegio de segunda ensefianza?

En la Fisiologia, nada mas natural que se estudien y describan minuciosamente todos los funcionalisnts de la parte inferior humana. Alli nada desdicen; alli no ofenden. Estan -e so lugar propio: a los tratados cientificos se va a estudiar y aprender, no a recrearse y a divertirse. No es que el atrte haya de estar, siempre refido con toda c4ieaeia, no; el novelista, debe 'aprovecharse de los adelantos cientifidos de suw tiempo para dar mws: vigor y consistencia.

Lo quo no es licito es convertir la novela en un estudio especialista de la parte animal del hombre, haciendo en ella una horrible Vivisecci6n, como si se tratara de descubrir algtin Oeentro infeceioso o alguna molecula corrupta.

Y esto ni mds ni menos parece haber sido la finalidad suprema de Zola y sus ac6litos al dedicar piginas por centenares en sus novelas al estudio de eifermtedades asquerosas y degradaclones 'repugnantes.

Como a cierta clase de insectos la carne putrefacta, esta manera de novelar podria atraerles, y de hecho les atrajo, cierto genero de lectores. Pero los cultos, los decentes, los ilustrados, no tendrian mAs remedio que abominar de un arte que venia a convertir la emoci6n est6tloa en una grosera sensacion, y a la novela en un vertedero de inmundicias de donde habia que' apartar instintivamente la vista y el olfato.

III Otro de los fermentoe inorbosos que Ilevaba en su ontraaw el naturalismo era la mania de lo feo, la tendencia a contempaer el mundo ton no s6 qu6 oatartas en los ojos que le hacen apareeer com iura.

Ya Balzac. George Sandl que debia conocerle a maravilla, nos asegura en un articulo que escribi6 acerca de 6dl titulado "En torno de la mesa", que en SUB conversaciones particulares solia siempre tronar contra "la hipocresia de lo hermoso". Para el la raza humana no respiraba mis que bajeza, depravaci6n y perfidia: ni un sentimiento noble en los pechos, ni un m6vil generoso en las la apologia llorosa del idolo j-pop para citas, ni una mirada levan.

El arte es triste l", y llegando a decir que la novela no seria novela de verdad, si su leotura no dejaba envenenados a los lectores. A excepci6n de Lt r9w, inica ed que l maestro de MedAn parece habese h e olvidado de sf mismo, y que, segidn algunos, es la en'que se ha tenido mas presente, pueeto que la- endereza.

Algunas veces hasta desempefan el importante papel de protagonistas estos mismos vicios, simbolizados y como encarnados en un fuerza bruta que la apologia llorosa del idolo j-pop para citas lo arrolla y avasalla. Y es que para Zola, en el hombre s61o existia la bestia, la parto animal, la concupiscencia de la carne, la aberraci6n de los sentidos. Fantasias romanticas desnudas de realidad, idealismos mas o menos risuefos, mAs o menos candorosos; pero idealismos al fin, sin pizca de base en la naturaleza, uinica fuente Castalia adonde habrian de ir a beber, de 61 en adelante, todos los que sintieran sed de lo bello, todos los grandes artistas del porvenir.

Aquellos heroes de arranques generosos quo, moo vidos de impulsos sobrenaturales, jamAs retrocedian ante el- cumplimiento del deber, eran sere" perfectamente mitol6gicos que nunca, hahba existido, mas. Ante los progresivos avances de la cieneia experimental el espiritualismo habfa huido del mundo, dejAndolo como b6lico botin a la materia. No habia, pties, ya para qud favorecer en nosotros movimientos de afecci6n y de simpatfa hacia heroes de todo en todo fIcticios e imaginarios.

La nada no debia ser jamas objeto de nuestras querencias y nuestros amores, y a la nada se reducian todos los caballeros sin tacha que pululaban por ciertas novelas, todos los heroes sublimes, ahidalgados y pundonorosos, verdaderos fuegos artificiales que arrebataban en tonto nuestra admiraci6n y simpatia. De esta doctrina de Zola hasta se deduce como consecuencia que la admiracion y la simpatia, esos dos sentimientos generosos que tanto nos exaltan y la apologia llorosa del idolo j-pop para citas, deben ser totalmente expulsados del corazon humano, o mejor dicho, no hay necesidad de expulsarlos, porque no existen: la admiraci6n y la simpatia finicamente pueden engendrfrlas en nosotros los h6roes simp6ticos; y estos sehores no se dan en la tierra.

Pero de que Zola, en el medio social escogido para teatro donde se desarrollase la comedia humana que 61 habia de trasladar a sus novelas, no haya tropezado mAs que con presidiarios y con mozas de fortuna, con criminales y lascivos, con neurastenicos y con locos, en una palabra, con seres antipaticos, que s61o podian causar sentimientos de desagrado y repulsi6n, no se sigue, no puede seguirse en recta induccion 16gica, la existencia de una ley como la que 61 quiere inferir, estableciendo la f6rmula de que lo simpatico no existe en el mundo y de que todo en la vida es sucio, indecente, repulsivo y asqueroso.

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BHubiera respirwdo otra atm6sfera social, lhubier vivido:en otro medio ambiente, sin salir del mismo Paris, que si o4rece al mundo espeotAculos' que aborrecer, tambi'n le pro4. El afAn desmedido y extremoso de ver tan solamente el lado feo y antipatico de la vida, por fuerza tenia que hacer incurrir al sistema en las mismas exageraciones que Zola tanto reprochaba a los roranticos. Sabido es que los extremos se tocan, y los romAnticos, exaltando a sus h6roes, a sus paladines y a sus trovadores hasta convertirlos en divinidades buenas o malas, y los naturalistas empequefieciendolos y rebajAndolos hasta hacer de ellos verdaderos monstruos de abyeeci6n y deo miseria, unos y otros idealizaban a maravilla, saliendose de la realidad y empeinandose en vivir alejados de este mundo, donde ni todo es oro de virtud y de heroismo, ni tampoco escoria de vicio y depravaoi6n.

Entre idealistas y naturalistas no habia ma4 que una diferencia, y es que el idealismo de los unos tendia hacia arriba, deleitAndose en batir sus alas por elevadas regiones, y el idealismo de los otros tendia hacia abMjo, complaeiendose en arrastrarse por entre lodo e impregnarse en atm6sfera de cieno: el "idealiamo al reve", eon que, a modo de rodilla, lso uestregabt. Unos en msta dirwecin y otros en aqu61la, todoo se dipigian a puntos fuel. Lo propio que hace el periodismo a la moda dandonos a conocer diariamente en largas y minuciosas cr6nicas los crimenes y fechorias de la gentezuela del hampa, poni6ndolos de relieve con fotografias y grabados, tanto de los personajes como de los hugares del suceso, y a veces hasta con la reconstrucci6a de la tragedia en el momento de ser desarrollada; todo, por supuesto, aderezado segtri el paladar y la fantasia del gacetilla.

Cierto que los discipulos de Zola invobaban en. Mas porque Proudh6n haya dioho semejante oosa, Lvamos a tenerla ya por un dogma de fe? Sin duda ninguna que los estercoleros y los muladares hacen alejarse de susr cercanias a los transeuntes, que inconscienternente echan mano al pafluelo apenas perciben las primeras ondas mefiticas. Pero la suciedad del arroyo es muy distinta de la suciedad de Ia novela: en esta se han hecho brotar cespedes y flores que la disimulan y disfrazan.

Los atractivos ret6ricos con que revisten y adornan los novelistas sus concepoiones ha. Ademas, hay que tener muy en cuenta la abrumadora eficacia del ejemplo, junto oon oierta ingenita propensi6n al mal que todos, en mayor o menor escala, sentimos agitarse de ouaado en cuando en el fondo de nuestros instintos y nuestras pasiones.

La naturaleza humana es eminentemente sugestionable; cuando la sugestio6 se erifica, el hombre esta divpuesto a imitar y repetir cuanto pasa y acaece a su alrededor. A fuerza de vivir entre inicuos y criminales se oonoluye por connaturalizarse con la iniquidad y con el orimen. A fuerza de respirar atm6sfera viciada, so termina por ser vicioso y corrompido. A fuerza dt. Aquel joven que, la apologia llorosa del idolo j-pop para citas de ideal, concibe as idea del suicidio, al arrojar un dia; al rio un ramiIlete de flores y verlas desaparecer en el fondo de las aguas, y qui mAs tarde realiza aquella idea, convencido de no poder satisfacer la ardiente pasi6n que le arrebata en amores por Carlota, trastorn6 muchedunqbres de cabezas, arrastrando en pos de si al suicidio a una porcion de desgraciados que, al leer las pAginas del Aguila de Weimar, ereian hallarse en las mismas circunstancias psicologicas de su victima, y dejar de ser hombres de honor si no se levantaban, como Werther, la tapa de los sesos.

Sabido es que a raiz de la publicacion de esta novela, y por espacio de muchos afios despu6s, estuvo muy en boga la mania de quitarse de ei medio por la mAs simple desventura amorosa, enfdrmedad que la diagnosis de entonces calificaba de "wertherismo". Es verdaderamente extrafno que los novelistas del genero de Zola, que tan incontrastable influencia atribuin tai medio ambiente, aspirando a hacerle casi responsable finico de todos los crimenes y abomifacidnek sociales, no hayan parado mientes en la: pirniciosa influencia que habia' de ejrerr el medio,daeetdreo que, ellts creaban.

La apologia llorosa del idolo j-pop para citas fijapse eni esto, no'es posible'que hubiesen tenito. No es que alguna vez la pintura de un viclo o la descripcidn de una es - cena repugnante no ponga en;guardia de si mismo al lector, dandole una leoci6n de experiencia que pueda serle sumamente provechosa en las vicisitudes de la vida; en un cuadro viviente donde se pinten y desoriban otras hermosas y edifioantes escenas, puede una escena la apologia llorosa del idolo j-pop para citas vioio venir a ser como el claroscuro de.

Pero hacer de lo repugnante y de lo repulsive el tema linico de las novelas, empleando en reflejarlo con exactitud todas las galas y esplendideces del lenguaje, es hacer de la fealdad el asunto unico de los cuadros, como si ella sola mereciese verse adornada con tintas y colores; es apartar el arte de su verdadero objetiVo, que es y ser, siempre la interpretacion radiante de la belleza, pese a todos los enamorados de lo asqueroso y de lo feo; y es aun mas, es trabajar por eavilecer la naturaleza humana, produciendo en ella sensaciones depresivas, pugnando por familiarizarla con la corrupci6n, y por persuadiria de que el vivir no es ni debe ier otra cosa que un desbordamiento.

Tener por unico objeto del arte la pornografia y pretender que ese arte sea moralizador, son cosas antiteticas que solo cerebros desequilibrados pueden compaginar. Asi hubiera parecido muhob tnAe 16gico el sistema, ya que de sus doctrinas y sus principios se seguia como consecuencia la inmoralidad mAs espantosa, o, por mejor decir, la negaci6n mAs absoluta de toda moralidad o inmoralidad.

Porque es de saber que los perSonajes novelescos de los nturalistas son verdaderas miquinas que funcionaki necesariamente segin los impulsos recibidos del exterior. No es que leb nieguen de una manera rotunda la libertad; pero tan alta Importancia condeden.

Como se ve, la libertad se evapora la apologia llorosa del idolo j-pop para citas impulsos de un determinismo de lo mas burdo y rastrero, ya que en el s61o se da cabida a fuerzas materiales e inferiores, digamoslo asi, que obran inmediatamente sobre el organismo individual. En el hombre lo absorbe todo la bestia humana, y 6sta no se deja llevar sino de lo que impresiona y conmueve sus fibras, sus musculos,8 su came.

A lo s6rdido, a lo canallesco, a lo innoble, no se les deben franquear de ningun modo las Aureas puertas del arte mas que rarisima vez, y la apologia llorosa del idolo j-pop para citas cuando hayan de pavsar en forma de sombras o medias tinitas destinadas a procurar que resalten mejor lo bueno, lo levantado y lo hermoso.

Constituir a la feAldad en unica musa inspiradora de la novela, a mAs de ser prostituci6n y avillanamiento del arte, es hacer manifiesta injusticia a la creacion, que doquiert se la apologia llorosa del idolo j-pop para citas y dilata, rebosante de encantos y hermosura. No todas las mujeres son "Nanas" co. IV Ninguno de los m6rbidos fermentos que corroian la m6dula del naturalismo ha atraido sobre este genero de literatura satiras tan acerbas y anatemas tan aplastantes como el pesimismo negro v abrumador de que hablAbamos en nuestro precedente articulo.

Los escritores idealistas y no idealistas del tiempo de Zola no cesaban de publicar paliques literarios, poniendo cual digan duefias Sl los adoradores del idolo de MedAn y llegando hasta colgarles sambenitos, como el de que en pleno cen6culo medanesco se habia determinado la publicaci6n de un peri6dico naturalista, que se bau. Nuestro insigne Alarc6n, justamente indignado al ver qte ta mezqutna guisa de novelar ya no se ontentab eon itmpear en Franoia e intentaba irrumpir en nuestro suelo, la anatematiz6 Ciusti'sanm te apelidindola "Ia mat.

El autor de- Pepita Jimenez con esa sal c6mica que sietpre fluye de su pluma, como de propio manantial, y con esa pasmosa erudici6n que tan a tiempo le trae a la memoria lo mucho que ha leido y lo mucho que sabe, les aplicaba a los escritores naturalistas, que se empefiaban en no ver mas que el lado repugnante de las cosas, un cuento de Andersen, la apologia llorosa del idolo j-pop para citas, a la verdad, les venia.

El asunto de! Los diablos, para molestar a Dies, quisieron forzarle a contemplarse alli; y ya iban escalando las alturas del cielo, cuando Dios hizo que el espejo se les desprendiese de las manos y cayese sobre la tierra, deshaciendose en chispas impalpables, cada una de las cuales, al entrArsele a alguin ser humano por los ojos, todo se lo hace ver la apologia llorosa del idolo j-pop para citas y horrible.

Renard, un distinguido escritor suizo contra quien Zola en persona enristr6 y aeer6 su pfiola, decia en substancia que -el naturaliSmo 1 no habia hecho mis que poblar el mundo de maniaeos, alucinados e hist6rieos, y que, al finalizar 1 leotura de algunas novelas naturalistas, era cosa de diudar si unos t El emnplf i pilabra ftsmoe; pero se. W clarnaute que se refiere ad naturalismo de Zola y sus secuaces.

El insighe litbrato tureo Sawis Pach,- que, 'avergonzado del anacr6nico despotismo qub rige los destinos de su patria, se retir6, no haoe alin mucho tiempo a Paris, donde con tanto 6xito cultiva las bellas letras, confirma las apreciaciones del escritor suizo con denigrante censura. Habla de Zola, encarnaci6n vigorosa del genero naturalista, y dice Si lo que en sus obras dice fuese oiertB, deberiamos avergonzarnos de ser hombres.

Jipiter, siio en el vientre, centro donde se desarrollan los mAs prosaieos femeomenos de la vida. Hasta el afiligranado Anatole Fran0e, empedernido inmoralista de guante blanco, le ha dedicado a Zola unas frases que encierran la condenaci6n mas ruda y cruel de sus obras, ya que, despubs de asegurar que jamas habia habido hombre que hubiese levantado tan infecto mont6n de inmundicias y hecho tan pujante esfuerzo por envilecer a los hombres, concluy6 diciendo de 61 que es uno de esos seres desgraciados de los cuales puede muy bien decirse: mas valdria que no hubiesen naoido, "il vaudrait mieux qu'ils ne fussent pas n6s".

Poco importa que cuando la muerte del "desgraciado" naturalista -acaecida de la manera triste y sucia que todos saben, muy digna, en verdad, de cualquiera de sus personajes novelescos- le haya enviado a la doliente viuda un p6same muy sentido, y que, durante la funebre faena de la inhumaci6n, haya pronunciado un discurso calurosamente encomiastioo de 1o mismo que antes habia abominado y maldecido: todos estos pasajeros encomios podrAn delatar el espiritu de inconsecuencia del forjador de frases oomo el "'partido negro"; pero no borrar de su Vie littere las- rudisimas expresiones quo dejo transcritas y que tienen toda la fuerza exeoratoria de un anatoma.

Interminable seria si quisiera copiar, aqui las orfticoa aceradas, las. Con raz6n dice el sabio La apologia llorosa del idolo j-pop para citas. Sertillanges que el naturalismo, a fuerza de desvivirse por afear la fealdad, -" a enlaidir la laideur"- y por erigir el vicio en ley universal, ha concluido por ser contrario a la naturaleza, puesto que todd; lo ha llevado hasta la innoble caricatura y hasta la paradoja desvergonzada, creando una sociedad toda compuesta de bribones, de libertinos y degenerados.

Y Weis ha estado afortunadisimo al designar con la frase de hierro de "literaturA brutal" a todo ese desencadenamiento de novelas pornograficas e inmundas, donde los horrores y las violencias de todo genero han sido lle. Pero noto que contisio inconscientemente catalogando. Hubo, si, un momento en que los criticos callaron, abrumados. Pero la desilusi6n no tard6 en venir: lo que se pretendia hacer pasar por riego fecundo y vivificante, que hinchiera de pletora juvenil la poesia y la novela, no era mas que una invasi6n de cieno y de lodo, que concluiria, sin duda nin.

Y coit el desengafio vino la reacci6n violetta, vino la disecci6n, vino el anAlisis minucioso de la literatura naturalista, y no se vi6 en ella mas que un materialismo desvergonzado, una metafisica ate, negadora de Dios y de todo el orden sobrenatural, la apoteosis de la fuerza bruta y el ensalzamiento y la glorificaci6n de los instintos y las concupiscencias: todo un hervidero de principios insanos que en su extensi6n la apologia llorosa del idolo j-pop para citas desarrollo acabarian indefectiblementq por mingr y destruir aquella mjsma literatura al parecer flarnante y deslumbradora, semejante a esos gusanos nacidos del mismo seAo de.

Una literatura de tan bajo metal, no tenia mAs remedio que morir por falta de ambiente, por falta de oxigeno. Los hombres tenian que cansarse de verse pintados mucho mas feos de lo que son en verdad en esas novelas naturalistas, verdaderos amasijos de crimenes y atrocidades, donde ni por asomo podia descubrirse un rasgo noble y caballeresco, una aspiraci6n dignificadora y levantada, un sentimiento generoso que emparentase en linea recta con el sublime espiritualismo cristiano.

Zola estaba alli, revestido de todos los ornamentos de pontifical y de todos los honores y todas las prerrogativas de inquisidor supremo, para lanzarles la excomuni6n mayor, expulsAndolos de la secta, azotados y malheridos. Al leer el prologo de La Mariposa, de Oller, y ver los terminos en que esta redactada la sentencia de excomuni6n que el, Zola, fulminaba la apologia llorosa del idolo j-pop para citas la Pardo Bazan, no habra quien no haga suya para sus adentros aquella vulgar exclamaci6n: jasi para el diablo a quien le sirve!

Y cuando no los excomulgaba, porque la opini6n publica los habia consagrado ya como dioses mayores de la novela naturalista, y temia produjesen hilaridad sus excomuniones, lo menos que se atrevia a decirles era que mentian, y que eran infieles y traidores al arte. Asi cuando uno de los Goncourt, Edmundo, para consolarse en la muerte del otro, public6 Les Frares Zemgwn, novela afortunada que tuvo la suerte de ser vertida a nuestro idioma nada menos que por la eximia pluma colorista de Pardo Bazan, Zola se atrevi6 a decir de ella -de la novela, no de la traductora insigne- frases que, aunque encomiAsticas, dejaban traslucir paladinamente que el autor, pop esta vez, habia infringido la est6tioa naturalista, dejAndose ganar por ciertas debilidades que no pueden hallar consuelo mas que con.

A su juicio, la susodicha novela de Goncourt. La belleza moral, para Zola, no existia en el mundo, y, por lo tanto, quererla encarnar en los personajes novelescos era mentir a sabiendas, era rendir homenaje al engafio y sacrificar, como cualquier romantico trasnochado, en los altares rotos de la imaginaci6n. Cierto que el tambi6n habia tenido la debilidad de mentir algunas veces, volviendo momentAneamente la espalda a su adorado naturalismo y no reflejando con exactitud toda la perversidad y villania de los hombres; pero habia que desengafiarse de una vez para siempre: todas esas debilidades y timideces no eran servicios prestados al arte, eran mas bien la apologia llorosa del idolo j-pop para citas y cobardias, con las cuales como que se le dejaba en la estacada.

Mientras se anduviese con disimulos y pafios calientes en la pintura de la realidad, el naturalismo, uinico arte digno de vivir, no veria colmados sus anhelos ni satisfechas sus ansias de no tener compartidores en la distribucidn de laureles y de gloria. El arte no podria dar pasos de positivo avance y de s6lido progreso hasta que no se dedicara a pintar exclusivamente, y sin disfraces ni tapujoS de ningdin g6nero, La Terre, es deoir, el cieno, la zahurda, el muladar en que se agitan y revuelcan desenfrenadas las pasiones, y la Bte humaine, esto es, la flera ind6mita y y bravia que, lo mismo bajo los ricos encajes y.

Todo lo que venimos diciendo son aberraciones inverosimiles, extravios monstruosos, desatinos colosales; pero nadie podra echarnos en cara que bastardeamos los principios de la escuela naturalista, no sentando con la debida fidelidad las enseiianzas esteticas que se deducen de la obra titanica de Zola. Cuanto dejamos dicho es compendio exacto de las doctrinas que el mismo Zola desparram6 en libros de critica y en prologos que se dignaba poner a los esperpentos literarios de sus discipulos, libros y prologos que vienen a ser la objetivacion -si se permite decirlo aside toda la estetica brutal y salvaje que se refleja en sus casi innumeras novelas.

Ademas, que basta haber leido una sola, cualquiera de ellas, exceptuando Le reve, para ver que nada hemos exagerado las causales del proceso penal instruido contra la literatura modernista, cuyo juez, la opini6n pliblica, a pesar de lo estragado de su gusto, ha fallado que debia ser condenada a morir entre la irrisi6n y el desprecio, o, cuando menos, a sufrir cadena perpetua en los estantes de las bibliotecas, sin mas compafia que el polvo de las edades y el eterno silencio del olvido.

El sentido comuin no podia transigir de ninguin modo con que en vez de continuar llevando a la novela personajes en cuya frente fulgurasen la imagen y semejanza divinas y de cuyo coraz6n brotasen energias y virtudes que nos estimulasen a ser honrados y caballeros, se crease un protagonismo compuesto de seres de carceles y manicomios, que con sus crimenes y locuras nos instigasen a enloquecernos y acanallarnos.

La apologia llorosa del idolo j-pop para citas la critica imparcial y sensata no podia menos de la apologia llorosa del idolo j-pop para citas, como se merecia, la desatinada pretensi6n de convertir la literatura en descripciones minuciosas de clinica de hospital y en farragosos tratados de criminologia. La literatura, y muy especialmente la novelesca, debe ser como campo abierto y florido adonde todos puedan ir a explayarse, y a respirar brisas oxigenadas que conforten y vigoricen, no como patio cerrado de presidio o de manicomio, cuya atm6sfera, saturada de mol6culas impuras, atragante, sofoque y envenene.

No es para todos los caracteres, ni para todos los la apologia llorosa del idolo j-pop para citas, vivir en una sociedad donde no haya mas que imbeciles y alienados, criminales y corrompidos, canallas y ladrones. Y en el mundo creado por Zola y sus discipulos'no existen mas que esa clase de seres repugnantes, que ni siquiera compasi6n pueden inspirar, ya que todos, diriase, pretenden hacer puntillo de honra de sus indignidades y de.

Una literatura asi, por mucho boato y ostentacion que hiciese de filigranas ret6ricas y ataujias de estilo, no tenia mds remedio que morir, llevandose por unico trofeo a la tumba el malevolo rumor de la consabida frase pagana que con intima satisfaccion pronunciarian muchos criticos: jque la tierra le sea ligera!

V Vamos a explicar ahora c6mo, a pesar de que la literatura zolesca ha muerto, y con gran regocijo de los amantes del arte, sigue aun Zola influyendo desastrosamente en algunos novelistas. GRACIANO MARTINEZ 71 fondo y forma que una obra literaria atesore, se empefian en no hallar en el gran legislador del naturalismo mas que monstruosidades y atropellos de la Ret6rica y aun de la Gramatica, y se atreven a emitir juicios sobre Zola inspirados tan solo en el ropaje meramente externo de su literatura, ni mas ni menos la apologia llorosa del idolo j-pop para citas si vivieramos.

Las ciento y pico de paginas que dedica en la citada novela a describir una huelga de obreros estan tan vigorosamente trazadas y sentidas, y graban con tanta energia la imagen de la huelga en el alma, que sia darse siquiera cuenta, se siente uno a si mismo huelguista, Avido de tomar parte en la sedici6n y el tumulto. En La Debacle, si no recordamos mal, pues hace ya anos que la hemos leido y no es cuestion de tornarla a leer, se describe una feria o un mercado con tanta viveza y colorido de realidad, que le parece a uno estar vagando por entre compradores y vendedores, y marearse con el ruido de las disputas en las demandas y en las ofertas, y hasta respirar el olor de los variados articulos de primera necesidad que la gente aldeana ha llevado a vender en cestas y canastos.

Este mercado de Zola, y el de la villa de junto a "Cumbrales", que de tan magistral manera nos pinta en El Sabor de la Tierruca nuestro insuperable novelista montafies, son de lo mas intenso y real que hemos saboreado en obras de arte. No tiene mas que evocarlos la memoria, para que inmediatamente los reconstituya en toda su fuerza la fantasia, y le parezca a uno. Zola, antes de. Con objeto do que la impresi6n nada desmereciese al ser desleida en metaforas y en imagenes, descendia hasta el lenguaje del arroyo, y no habia palabra, pcl sucia y maloliente que fuera, que no hallara benevola acogida en la pluma del escritor, cnu tal que sirviese para dar un toque energico al cuadro, embraveciendo la sensaei6n que deseaba causar.

La jerigonza de lo que podriamos llamar la 4chuleria parisiense antojabasele por extremo sonora y colorista, y aspiraba nada menos que a producir una revolucion en la lengua francesa acometiendo las columnas del Diccionario con sus nutridas filas de vocablos callejeros.

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Librenos Dios de creer que en el lenguaje popular no haya colorido y viveza, musica y poesia, y que no haria una obra, meritisima por todos conceptos, el artista que dedicara todo su saber y entender a entresacar esa poesfa y esa miisict, haciendo hablar a los personages de sus ereaciones literarias el idioma de la plebe en lo que tiene de vivo, de malicioso y chispeante.

Hoy que todo tiende a democratizarse, la novela, creo ya que debe tender a democratizarse tamnbi6n, a reflejar lo que se ha dado en ilamar "elalmna de las muchedumbres", y para esto iada. Y esto ultimo es lo que no ha querido hacer Zola: todo lo contrario. La megalomania, el delirio de las grandezas no dejaba sosegar ni un instante su vigoroso entendimiento.

Como si se sintiese verdaderamente aguila nacida para morar en las cumbres, todo su afAn era crecer, subir, descollar aunque para ilegar a la apoteosis, sefuelo eonstante de toda su vida, hubiera que pasar por todas las impudencias y por todas las deshonras. De ahi que, lejos de intimidarse por escandalo mas o menos, pusiera en escandalizar todo su ahinco y toda su pasi6n.

Ni pensarlo. Con frases varias lo ha repetido una y cien veces en sus obras: "peindre la b6 te humaine laoh6e tout enti6re". Y en verdad que sus exitos, respecto de este punto, han side colmados. Si se leyeran sin preocupaei6n y con cierta nobleza de miras, yo tengo para ml quo onstituirian la prueba mas irrefragable de la existencia de la primera caida humana. A esta luz las magnificas esplendideces del estilo de Zola vienen a ser como por ensalmo, una confirmaci6n contudente de la espantosa catastrofe paradisiaca.

No hay cosa tan perversamente mala que no encierre en si algun genero de bien, dicen los ontologos, y ese es el unico bien de los encantos ret6ricos de aquel estilo, que fluye casi siempre como un torrente impetuoso de wagnerianas harmonias. Pero dejemos a un lado consideraciones la apologia llorosa del idolo j-pop para citas y ciinamonos al asunto de este articulo, a ver en qu6 consiste la perniciosa influencia de Zola.

Deciamos que su aspiraci6n la apologia llorosa del idolo j-pop para citas hacer sentir a los lectores la misma brutal impresion que se experimentaria enfrente de la realidad. Pues bien, a fin de conseguir esto, llegaba a todo genero de osadias en la imagen y en la metAfora.

No importaba que estuviesen moldeadas en cieno: tanto mejor, para que al repercutir en el fondo del alma desprendiesen de si moleculas impuras, cooperando de este modo a que la impresi6n resultase mas fuerte, mas primitiva, mas salvaje.

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Precisamente en esto hacia estribar Zola todo el merito del estilo. Uno de los mayores elogios que 61 solia prodigar a las obras de sus discipulos, consistia en decir que el medio ambiente en que desarrollaban sus novelas era un ambiente fetido y nauseabundo.

Asi se atrevi6 a elogiar una novela escrita por Huysmans en sus malos tiempos, mucho antes de haber escrito Ex Route y sentir iluminado su. A Huysmans es posible que le hayan agradado entonces aquellos "singulares" elogios; hoy de seguro los abomina y los maldice.

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Las ponderaciones de la suciedad de un libro, por muy sinceras que sean, no son motivo ninguno racional para que se ensoberbezca un autor. Cuando el insigne Julio Lemaitre, despuis de haberse echado al coleto cierto volumen de Zola, le abandona de siibito y exclama: "Va grouille", de seguro que no pretendia elogiar, sino decir simplemente que aquello era un hervidero de gusanos bullendo unos sobre otros, algo asi como "la pelota de escarabajo", frase, sin duda, harto caustica, en que el autor de La Literatura espafiola en el siglo XIX sintetizada la!

Clarin era mas delicado mil veces. La frase del P. Blanco le caus6 la impresion de despiadada mordedura, y movi6le a desahogar todo su malhumor en unos furibundos paliques de Madrid C6mico, que al fin no sirvieron sino para dar mas celebridad al insigne critico aguttiniano. Y he ahi lo en que procuran imitarle aun algunos de nuestros novelistas. Menos en lo de pretender darwinizar la literatura, y reducir las obras de arte a tratados cientificos, hay quien hace esfuerzos sobrehumanos por parecersele en todo, copiando, no ya solo sus atrevimientos y sus desvergiienzas, en lo que al fondo de los asuntos se refiere, sino hasta el corte mismo de las frases, hasta la misma materialidad del estilo.

Paso, por fortuna, es verdad, aquella efervescencia de hace tres o cuatro lustros, cuando muchos de los mas peregrinos ingenios espanoles, deslumbrados por los exitos inmensos de Zola, corrieron presurosos a alistarse en su escuela, produciendo obras y obras naturalistas, algunas de innegable valor literario. Octavio Pic6n se cans6 ya de derramar el copioso caudal de su talento en libros primorosos por la forma y mefiticos e insanos por el fondo, donde entre holandas y brocados tejidos con el hilo de plata y oro de su elocuci6n acicalada y castiza, envolvia doctrinas irreligiosas y antisociales, llegando hasta abogar por la destrucci6n de toda creencia en mundos mejores, y por que el triunfo del amor libre sonriese a la familia y a la sociedad.

La gran escritora gallega, curada de "insolaciones" y arrepentida de pecados tan sucios como No lo invento, ha sabido desentenderse de aquellos entusiasmos por el naturalismo de que hacia un tanto infantil alar. Pero si todos estos grandes escritores se han distanciado de Zola hasta perderle de vista, no cabe dudar que han venido otros y otros a imitarle en algunas de sus aberraciones y a poner, por consiguiente, de maniflesto que el mal6fico influjo de Zola, en la apologia llorosa del idolo j-pop para citas u otro sentido, persistirA aun por largo tiempo, envenenando con pestiferos halitos el ambiente de la literatura.

Lease cualquiera de las ultimas novelas de Blasco IbAfiez, y se notarA a primera vista que todas sus aspiraciones y todo su ahinco se enderezan a causar en el alma del lector, con toda su fuerza salvaje, las impresiones. No se arredra ante la copia de ningun cuadro, por crudo y vergonzoso que sea. Si en vez de tinta necesitase emplear cieno del arroyo para la construcci6n de ciertas clausulas, el autor de La Catedrat y de El Intruso seguiria adelante, tan imperturbable e intrepido como si tal cosa: ahi estA La Horda que lo puede decir.

En esta ultima novela y en El Intruso hay trozos que parecen arrancados de cualquiera de los asquerosos engendros del Maestro de Medan, no precisamente por la rotundidad y la musica del estilo, sino por el uso de vocablos celestinescos y por la sugestion de ideas satani — cas, que dejan tamaiiicos los atrevimientos y osadias de la biblioteca "Demi-monde".

Miento solo a Blasco Ibanez, no porque no abunden entre nosotros escribidores de novelas. Preci — samente esta pugnando por escaparseme de la pluma el nombre de cierto autor, muy ventajosamente conocido como bibli6filo y aun como literato, que iltimamente se ha metido a naturalists de lo mAs arrabiado, publicando un engendro novelesco cuyas pAginas son un amasijo de ferocesasquerosidades, capaces de sacar los colores al rostro al mds bigotudo cabo de artillerfa.

La tendencia a lo que mancha y el no arredrarse por fotograflar ningun suceso de la vida, por sucio y denigrante que sea, he ahi lo unico que queda de Zola, de aquella ruidosa literatura que hizo su aparici6n en el campo de las letras, tan bravia y batalladora, como la romantica, obteniendo si se quiere tan brillantes triunfos, pero no dejando en pos de si huella tan honda y refulgente, y sobre todo no'legando a la posteridad, como aquella, una tan nutrida pleyade de nombres gloriosos que seran eternamente ensalzados y queridos.

El fu6 el verdadero preceptor de esa retorica modernista que trata de hacer del estilo una filigrana artificiosa cuyos matices y exquisiteces vengan como a sustituir los objetos de que se habla, de suerte que al leer un libro se veriflque aquello de Taine, de que reemplata la vista a la imaginaci6n, sin lo cual el estilo no podr4 decirse perfecto y acabado. No es grano de anis, por desgracia, esa la apologia llorosa del idolo j-pop para citas, sino desastrosa calamidad que harA aun por muCho tiempo decaer al arte, si es que, volviendo pore su honor escarnecido, no emprenden cuanto antes los criticos una campafia moralizadora.

Hay novelistas -atolicos que publican admirables novelas, que bordan en las cuartillas acabados primores, que escriben cqn un estilo impecablemente musical, como. Si el realismo en el arte debe ser tan fiel que pueda considerarse como "una declaraci6n de testigo, hecha bajo juramento", seguin la frase de George Eliot, claro esta que el escritor realista que falsea la realidad, aderezandola de modo que sirva para sacar adelante preconcebidos planes y determinadas intenciones, viene a ser algo asw como un testigo falso, como un verdadero perjuro.

Desde este punto de vista la ultima novela de Blasco Ibanez es un continuado y monstruoso perjurio desdefla, cruz a la fecha. En punto a describir, hay que confesar que el autor de Caias y barro suele mostrarse casi siempre consumadd maestro. UIstima que abuse tanto de este don, trazando capitulos como el primero; de cincuenta y cuatro pAginas, que vienen a ser como una galeria interminable de deccripciones muy bien hechas, todo lo que se quiera, pero que llegan a abrtmar y a causar la apologia llorosa del idolo j-pop para citas al lector con tanto desfile de cosas'y cosas.

Quede, pues, consigna. En el la apologia llorosa del idolo j-pop para citas, pqri que F4 verdadriamente ibaitsta, no debe aparecer para nada la personalidad del autor. El que lee, quiere contemplar la vida en si misma, no al traves del prisma mas o menos coloreado con que gusta de contemplarla el que escribe.

Y en El Intruso, la persona de Blasco Ibaiiez, con sus radicalismos sectarios y sus intransigencias demag6gicas, esc6ndese aqui y alli, en cada situaci6n, en cada personaje y en cada escena.

Por supuesto que se le columbra en seguida y fuerza a uno a protestar en6rgicamente contra la daiiada intenci6n de convertir el arte en tribuna callejera, para desde alli sembrar a granel ideas anarquicas y semillas corruptoras. Pata propaganda de estc jaez ya tiene el Sr.

Blasco Ibafiez a El Pueblo, desde donde, amparado por el libertinaje de imprenta que padbcemos ern spafia, no hace mAs que disparar bala roja contra todo lo mAs augusto de nuestras tradiciones y nuestras creencias. El espiritu sectario no debe impergr en los dominios del arte. Lo contrario seria una profanagi6onde las leyes esteticas, que no podria menos de anatematizar todo critico imparcial que examine las cosas.

No han llegado a ser grandes maestros en el arte de novelar por, su fanatismo sectario, sino a pesar de su espiritu de seeta. El arte no se puede hacee instrumento propagador de ideas y de opiniones de ningun genero, y mucho menos de ideas y opiniones que tiendan a desmoralizar y corromper a la sociedad con cuadros mucho mas disolventes aun-que los que con cieno del arroyo se encarga de pintarnos la miseria humana todos los dias. No es que condenemos la tendencia moralizadora del arte; no es que proscribamos de la novela toda ensefianza y toda predicaci6n: lo que queremos es q.

Los pensa. Ibfie,, qnien ya en Espai rQno, los conoce? Urir siempre. Al leer El Intruso, cualquiera diria que Blasco Ib4fiez intentaba traducirnos a Zola, y aun darnosle corregido y aumentado; tal es el hdlito de hospital y de manicomio que, como de corrompida ci6naga, surge de todas y cada una de sus paginas. Pero dejemonos ya de consideraciones que todo el mundo sabe, y pasemos a examinar el engendro literario del extraviado novelista, no sin llevar a mano algin preservativo contra la acci6n delat6rea de pestiferas emanaciones.

El blanco contra el cual se dirige toda la artilleria palabrera de grueso calibre que emple'a el novelista, es lo que se ha dado en'la flor de llamar "clericalismo", encarnandolo en la Compafia de Jeslis —E Intruso- que de una manera solapada se ha hecho dueiio y seinor de la sociedad espafiola, fanatizando primero a las mujeres cori trasnochadas misticas y concluyendo por fanatizar tambi6n a los maridos.

Para que sus ataques apasionados y virulentos contra los hijos insignes de San Ignacio produzcan resultado mAs fecundo, los hace provenir todos del Dr. Aresti, un vizcaIno 'ilustre, un sabio que despu6s de estudiar en Madrid ha ido a estudiar al extranjero, volviieftio a su pattia con una balumba de sabidurfa en aa eibeza y sin un itomo de sentimiento religioso en el coraz6n. Este egregio Doctor, iUie reniega de su patria por el fervor religioso que respira, y que siempre que le parece oportuno alardea de no tener fe.

Todo esto no tiene nada de particular: lo particularisimo es que la dicha joven es sumamente fervorosa y apenas sabe otro camino que el de la iglesia de los jesuitas. Como todo esto, maldito lo que le agrada al Doctor, y ademas cree que los fervores religiosos le roban el carifno de su compafiera, concluye por divorciarse tranquilamente por si y ante si, dejando a su esposa abandonada a sus rezos y a sus presunciones de arist6crata, y retirindose el a practicar la medicina a Gallarta, riquisimo coto minero de su primo carnal el archimillonario Sanchez Morueta.

Alli, sin que le intranquilice jamas en lo mas minimo el recuerdo de su desgraciada esposa, llega casi a sentirse feliz, consagrandose por completo al servicio de los obreros, que victimas, ora de malignas enfermedades, ora de alguna explosi6n de dinamita, gimen postrados en el lecho del dolor.

Los filantr6picos ardores de que se muestra como abrasado, le llegan a hacer ultrasimpatico a todos los obreros de aquel coto. Bilbao ya no se acuerda para nada, como no sea para ephar venablos contra la burguesia, que desde los modernos castillos feudales de sus fabricas y altos.

Uno de esos burgueses es su primo hermano Sanchez Morueta, un mocet6n vizcaino de facciones muy duras, realzadas si se quiere por la apologia llorosa del idolo j-pop para citas barba enmarafada y espesa, como la de un antiguo eremita, y con unas manazas de oso que casi meten miedo al estrechar a las que se le tienden en afectuoso saludo. Dicho se esta que este burgues6n no es nada tirano, ni apegado al dinero.

Esta escandalosamente rico, porque no acomete empresa ninguna, por temeraria que sea, que no le salga bien. El ya tiene fabricas, minas, altos hornos, una crecida flota de barsos mercantes de los mejores que cruzan las aguas cantabricas, y un yate magnifico para el servicio de su persona, que, causa envidia a cuantqs marinos extranjeros la contemplan. Ademas es. ComQ se ve, todo esto tampoco, tiene nada de particular: lo prticulari.

Arqiti: los fervores religiosos insensibilizgn el, alma de su esposa, convirtidndola en unia. Y Pepita, que asi se llama, es entre 1l y su esposa como irrompible lazo de union. Sin embargo, todp esto no opsta para que el carifio que le falta en casa lo busque afuera en una vendedora de amor, francesa por anadidura y cansada de correr aqui y alld a expensas del oficio. Esta francesita le bebe los sesos a su amante, quien la iastala en un hotelito de Madrid, a donde va, a visitarla de cuando en cp-ando, fingiendo negocios urgentes qe Ieclaman, su presencia en la Corte.

Le da cuanto dinero le pide, a fin de que viva con la opulenc! Cuando ya a la vendedora de amor le parecio tener resuelto el problema de la lucha por la existencia, le desengafia con la mayor sangre fria en una escena naturalista y bochornosa, haciendole saber que el hifo no es suyo, sino del franchute aquel, su vel-dadero y fino amante, con quien se fuga al si'guiente dia, dejando al pobre vizcafno con un palmo de boca abierta y lleno de rabia y desesperaci6n.

Aresti, que es su panio de ligrimas, trata de consolarle, pero nada logra. Aquel hombrach6n cargado de millones se halla postrado a la vez por la veogtienza, por el furor y por la cobardia. Ellta lo siente en el alma, porqile ya hacfa afios que no vivfa mas que para Dios; pero hariilo que el confesor la dice, se revistiMA de'espiritu de sacriflcio. S6nchez Morueta, que estaba leyendo un libro espiritual, lo escondi6 en seguida en el bolsillo, como temiendo que Aresti Id viese, y salud6 a este lleno de alegria.

La situaci6n, para hablar a su primo con franqueza, no era ntda propicia al incrddulo Doctor: estaban presentes D. Al efecto, trae la cuesti6n religiosa por los cabel1os y empieza a atacar en bloque todos los dogmas de niuestra Santa Religi6n. Urquiola, que tenia fama de ser un discipulo aprovechado de Deusto, y que ademas queria hacer meritos ante Pepita, deshizo 'sus herejias como pudo, ayudado de dona Cristina. Dijo mil horrores, que apenas se podfan oir, contra la moral evangelica, contra Dios y contra Jesus.

CGristina se 'indign6 contra su esposo, que toleraba qile su hija oyese todas aquellas atrocidades en su propia casa, y la indujo a retirarse con ella. Apenas cambi6 con i priiao dos o tres fratss diaciedose adi6s. Aquel liberalote'tde siete suelas habia cafdo como un pez. Aresti tuvo ocasion deyerlo por sus prgpios ojos, un dia que le dio la ventqlera' de ira visitar el hogar nativo de San Ignacio, Mas aun: tuvo el valor de la apologia llorosa del idolo j-pop para citas a el, viendole pasear por la huerta con el libro de lIo Ejercicios en las manos, e interrogarle, con frases que reflejaban a un mismo tiempo colera, extraieza y compasion: Tu aqui?

Aquella si que -fue despedida fria. Para el insigne Doctor habia concluidq el archimillonario. El entroncamiento quedaba roto para siempre.


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